Recargó los bultos junto a la entrada, retroalimentó su adicción una, dos, tres veces más y, con el desarmador plano en la diestra, el sermón de la montaña volvió a detenerlo al entrar: Bienaventurados serán los psicópatas del siglo XXI…
Recargó los bultos junto a la entrada, retroalimentó su adicción una, dos, tres veces más y, con el desarmador plano en la diestra, el sermón de la montaña volvió a detenerlo al entrar: Bienaventurados serán los psicópatas del siglo XXI…