Era el día de la vida en Ciudad Migrante.
Me llamaron mis conocidos, nos felicitamos…
el fantasma no volvería a rondarnos.
Afuera Centroamérica invadía ensuciando
las calles rumbo al sueño americano:
llegaron a oscuras exigiendo luz
y contaminaron la vigilia del que recicla
al tipo de cambio.
Las autoridades, como es habitual,
se estaban tardando.
Yo limpio Ciudad Migrante, decían los uniformes
de las instituciones de Seguridad, de Migración y Etcéteras
entregando,
ante los ojos de derechos humanos,
las supuestas cartas de nacionalidad a los festejados.

Era el día de la vida para salvadoreños, guatemaltecos, hondureños y demás espectros que llegaron a esta frontera a gritar auxilio
de la pesadilla y el sopor de aquella parte del mundo…
Pos si yo me voy a ir solo,
sonaba de entre los pocos que no abandonarían
sus lonas, los cartones
y el kilometraje acumulado en las caravanas al norte.
Mañana los casi 400 sobrevivientes del campamento
deberán portar el carnet aludido,
ninguno será de Ciudad Migrante, así que todo aquel
en los albergues es deportable.
Los de Michoacán y Guerrero pueden quedarse,
tarde o temprano aprenderán a masticar el hambre.

Fotografías por Luis Gutiérrez, @luisgtz2190
sigue tu visita.
Don Linkin park (L.A Park) en Tijuana: la leyenda encabezará el magno evento de lucha libre
L.A. Park es reconocido tras décadas dentro del ring y por la manera en que ha respondido a las adversidades. Tras ser separado del personaje que él mismo llevó a la fama, optó por no abandonar la escena ni entrar en conflicto: eligió construir una identidad más elocuente (Un don bien loco)
Tal vez todos estamos muertos y La Bande-Son Imaginaire es la prueba
Al igual que una ola, el piso se movía de tal forma que pensé que casi cedía. Las luces hicieron su parte para la escena. La Bande-Son Imaginaire convierte el concierto en inmersión, la gente danzaba; acá se construye una fiesta espectral que uno reconoce desde el imaginario del realismo mágico
Oraciones//… PRAYERS
PRAYERS. Sin poses. Sin artificios. Lo primero que me impactó fue la humildad con la que Rafael —Leafar Seyer— se dirigió a todos. Agradecía todo el tiempo. Desde la primera canción. No como un gesto ensayado, sino como alguien que realmente valora estar ahí.
